Identificar los Riesgos:
Normalmente se utiliza la técnica de la lluvia de ideas, una sesión en la que participan las personas que tienen los conocimientos necesarios del tema en la organización.
Lo importante de este paso, es identificar y hacer una lista de todos los posibles problemas que se pueden dar en el producto o a la hora de aplicar los procesos.
En el proceso de usar una fotocopiadora, existe el riesgo de que no tenga tinta, de que se vaya la electricidad, etc.
Establecer el nivel crítico de cada riesgo:
Para esto, debemos hacer la evaluación de los riesgos en función de unos factores y elaborar un ranking.
Los factores los utilizamos para conocer la probabilidad de que ocurran, la gravedad de los riesgos y la oportunidad que tenemos para detectarlos.
A cada probabilidad, gravedad y oportunidad le asignaremos un número en función de la importancia.
Catalogar los riesgos:
Este paso es importante, ya que con él podemos determinar cuáles son los riesgos que pueden ser aceptados y cuáles no.
Los números asignados en el paso anterior debemos multiplicarlos, y así obtendremos un valor de riesgo.
Existen otros sistemas que se usan para comparar los resultados.
Establecer las acciones:
Una vez comprendidos los riesgos, ya podemos decidir que vamos a hacer.
El margen está entre:
Adoptar medidas para disminuir o eliminar los riesgos si la probabilidad de que ocurra es muy alta.
No reaccionar en el caso de que la probabilidad de que ocurra el riesgo sea tan baja que si finalmente se produce se puede resolver fácilmente.